Durante un cierto tiempo se pensaba que el conflicto se produciría entre religiones. El cristianismo europeo no podría aceptar en el club a países con fuertes componentes islámicos, como Turquía, por ejemplo. En un hoy visto desde mañana, la Alianza de las Civilizaciones fue un intento fallido de evitar roces. Ya no consiste en algo tan sutil como un “Tea for Two”. La realidad muestra un conflicto entre conjuntos disjuntos. El frente no será religioso (o su eufemismo civilización). Eso es de mal gusto en las sociedades herederas de la revolución francesa y la ilustración. Además, si todo se reduce a cristianismo frente a islamismo, una sociedad que predica laicismo, como la francesa, perdería pie continuamente en ese debate.
No. Ya se perfila que el conflicto se reformulará entre derechos humanos y religiones fanáticas. En ésta nueva cruzada la bandera europea no será la religión, sino la ilustración: el derecho de la mujer a elegir, la protección del menor, la lucha contra la explotación infantil, la proporción entre delitos y penas, la discriminación de la mujer, la oposición a la ablación, el matrimonio de niñas con ancianos a la fuerza y ese largo etcétera que nos diferencia además del folklore. Así, parece que la elección está clara. Se integran, aceptan nuestros valores y se callan o… Cuando la razón para expulsar o encarcelar es la religión o la etnia, cualquier bien pensante se opondría. Cuando son los derechos y libertades ya es otra cosa. El multiculturalismo entendido como respeto mutuo a las costumbres y tradiciones (aún cuando vulneren los derechos humanos) es difícil decir que murió, dado que nunca estuvo claro que existiera recientemente en ningún lugar. La tendencia marca que cuando las prácticas de los migrantes no cuadren con nuestros valores: cárcel o puerta. Después, con la respuesta, vendrá algo más y no mejor.
Al final, que decepción. Muchos inmigrantes no nos querían por nuestros derechos y libertades. Nos querían por nuestro dinero. Y todo corazón roto es un peligro. Sobre todo si se lo rompes a una sociedad en paro.
En lo valenciano, hemos tenido una nueva entrega del culebrón. Y es que van como locos los del PPCV. Dice el presidente de la Diputación de Alicante J. Ripoll, el que esté libre de pecado de corrupción que tire la primera piedra. Mala suerte. Encontró a uno de los periodistas ya con el café tomado (por lo tanto despierto) y la lió. ¿Quiere eso decir que todos son corruptos? Elemental querido Watson. Ángel Luna, portavoz del PSPV en el Parlament, va y concreta. Si el pecado es corrupción, aquí les tiro la primera piedra. Y tiró la china. Literal. No era totalmente cierto, porque les estaba apedreando de palabra, desde la tribuna, ya desde hace meses. Y con motivos. Pero parece que ésta sonó más que las demás. El Molt Honorable Presidente Camps, llamado así por el protocolo pero que está por ver si los jueces le cambian el tratamiento, con el ruido se despertó. Y vino a decir con gravedad que era la vez primera que alguien lanzaba un arma arrojadiza en la cámara sacrosanta. Cosa que demuestra que no se entera. Que para rendir cuentas no está ni se le espera. La verdad, que es la primera y más dura arma arrojadiza, hacía tiempo que se la estaban tirando a la cabeza.