Pues sí, señores y señoras. Hay muchas cosas por las que sentirse orgullosos de nuestro país. Ya sé que muchos levantarán extrañados las cejas ante tanto ruido sucio y tanta bronca preparada por algunos dirigentes de la ultraderecha política; incluidos los principales dirigentes del PP, con Aznar y Díaz Ayuso a la cabeza, que por fin se han quitado la careta gracias a Vox, y han dejado sus complejos centristas.

En primer lugar, me encanta el cine español. Soy una fan incondicional de las que van al cine a ver películas españolas. A reírme, llorar, emocionarme con nuestro cine. Soy una fan de Javier Bardem y Penélope Cruz desde siempre. ¡Y ahora más! Enhorabuena a los embajadores culturales que nos representan tan dignamente fuera de nuestro país.

Esta es una semana importante para el cine español. Cuatro nominados a los Óscar y los premios Goya que se celebrarán en Valencia en honor a Luis García Berlanga. ¡Ay, cuántas buenas películas hubiera hecho el irónico humor de Luis a costa de las votaciones parlamentarias!

Y no solo el cine. ¡Entren y vean! Buen teatro, magníficas novelas, ensayos lúcidos, música extraordinaria (he olvidado ya el mal trago de BenidormFest. Todo no puede ser perfecto).

La cultura es la que nos educa, nos crea, nos libera y nos salva. Sobre todo nos salva de tanta mediocridad y falta de inteligencia que nos agrede cada día.

En segundo lugar, me emociona comprobar que la gente valiente utiliza los instrumentos democráticos para hacer llegar sus quejas y tiene éxito. Ahí está el valenciano Carlos San Juan, recogiendo firmas, plantándose delante de los medios de comunicación, hablando con la vicepresidenta de gobierno, y echándole un pulso a los bancos. Qué orgullosa me siento. Y también agradecida, porque no pasa un solo día que no reniegue con las condiciones esclavistas de los bancos hacia los usuarios. ¡Ya está bien! Gracias, Carlos, por ser un ciudadano comprometido.

En tercer lugar, hemos disfrutado del gran éxito de Rafa Nadal. Es el primer hombre que logra tal hecho histórico. De justicia es reconocer que hubo tres mujeres que lo consiguieron antes. De justicia es no quitar mérito a Nadal.

En cuarto lugar, el año 2021 se ha cerrado con la mayor creación de empleo desde 2005, casi 800.000 afiliados más. El desempleo es del 13,3% situándose a antes del 2008 y la llegada de la crisis económica. Han sido diez meses consecutivos de descenso del desempleo, siendo el mayor recorte de su historia y la cifra más baja en 14 años.

¿Es suficiente? Claro que no. Pero sin duda son buenos datos que nos hacen sentirnos optimistas, conociendo bien cuáles son los déficits estructurales de nuestro mercado laboral. Y para ello, se sigue trabajando en temas tan esenciales como la Reforma Laboral.

En quinto lugar, ¡Sí!, tenemos nueva reforma laboral. Por los pelos y por el error de Alberto Casero, más ocupado en su casa en contar votos para la campaña de Castilla y León que de cumplir con su obligación como diputado. No nos engañemos: esa reforma era valorada positivamente por la mayoría de la cámara parlamentaria, pero el juego partidista la puso en riesgo. Lívidos se quedaron algunos diputados cuando la vieron peligrar por culpa de sus estrategias partidistas. Y, como siempre, el PP no sabe jugar si no es haciendo trampas, traiciones y con trásfugas. Dicho todo: ¡Hurrrraaaa, tenemos nueva reforma laboral!

Además, es una de las condiciones imprescindible para la llegada de fondos europeos.

Porque, en sexto lugar, España ha conseguido cumplir todos los objetivos marcados por la Comisión Europea y somos el primer país que recibiremos los fondos europeos. España ha recibido la felicitación de la Comisión, tenemos una buena imagen externa. Pero….. ahí está Pablo Casado y sus secuaces recorriendo las instituciones europeas, denigrando al gobierno, porque “es lo que tiene que hacer”. Le da igual que las cosas dañen la reputación, la imagen o el dinero que tengamos que recibir. Prefiere ser mezquino y actuar de forma miserable porque todo vale con tal de hundir al gobierno.

Disculpen ustedes, porque pese a los agoreros, desnortados, extremistas, agitadores que emborronan cualquier atisbo de solidaridad colectiva y prefieren que España se hunda desde una perspectiva carroñera, me siento “optimista de voluntad”, cuyo significado es que, ante una realidad compleja y difícil que parece que no hay nada o poco que hacer, hay que intentarlo, hay que trabajar, hay que actuar.

Y eso es lo que está haciendo el conjunto de los españoles: actuar. Viva España: la que trabaja, la que se levanta, la que es solidaria y comprometida, la que sonríe y respeta a los demás, la democrática, la amable y generosa, la de la razón y el sentido común.