En octubre de 2020, el Consejo de Ministros aprobó la Hoja de Ruta del Hidrógeno[i], elaborada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En ella, se establecen una serie de hitos a conseguir en 2030, con el horizonte de una descarbonización prácticamente total de las economías española y europea en 2050. Llevamos dos años largos de implementación de dicha ruta y empiezan a verse los primeros frutos.

Se proponía llegar a una potencia instalada de 4 GW (gigavatios) de electrolizadores —los que extraen hidrógeno del agua aplicando energía eléctrica—, producir con energías renovables un 25% del hidrógeno consumido por nuestra industria —actualmente, se consumen 500.000 toneladas al año a partir de combustibles fósiles, es decir, con emisión de CO2—, tener al menos 100 hidrogeneras, a distancias no superiores a 250 Km entre ellas, que cubran toda la geografía y alcanzar una flota de más de 5.000 vehículos y dos líneas de tren movidos por hidrógeno verde.

En diciembre 2021 se aprobó el PERTE de “Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento” con cargo a los fondos europeos Next Generation. En él, se prevén 1.555 millones de euros públicos hasta 2025 para proyectos sobre hidrógeno verde y se estima que se movilizarán otros 2.800 millones de euros de capital privado.

Se han presentado más de 500 muestras de interés y se han anunciado inversiones por más de 70.000 millones de aquí a 2030[ii], desbordando todas las previsiones. En ellas participan todas las grandes energéticas, lo que indica que se están posicionando ante una tecnología que encuentran muy prometedora. También, que prevén que el negocio de los combustibles fósiles se acabará en el medio plazo y que tendrán que reconvertir su actividad a lo que se anuncia como el nuevo petroleo[iii].

Iberdrola presentó 175 proyectos por un total de 30.000 millones de inversión; Endesa, 122 proyectos por 23.300 millones; Naturgy, 100 proyectos por 14.400 millones; y Repsol, 31 proyectos por 6.300 millones. Durante 2022, se han lanzado las primeras convocatorias por valor de 400 millones y, en enero de 2023, se han resuelto provisionalmente los primeros 29 proyectos. En ellos, se prevé la instalación de 487 MW (megavatios) de electrolizadoras, que representan el 12% de lo previsto hasta 2030.

Independientemente de estas convocatorias, Cepsa ha puesto en marcha el proyecto Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con una inversión de 3.000 millones y construirá en Cádiz y Huelva dos plantas electrolizadoras con una capacidad total de 2 GW y una producción de hasta 300.000 toneladas de hidrógeno verde. También ha firmado un acuerdo con el Puerto de Róterdam para crear el primer corredor de hidrógeno verde entre el sur y el norte de Europa, que permitirá la exportación de amoniaco o metanol verdes.

El hidrógeno es el complemento ideal de las energías renovables. Es, a la vez, un almacén de energía, una energía transportable y fácilmente consumible y, además, soluciona el problema de descarbonizar el transporte, un sector donde cuesta llegar con las energías renovables. La forma de consumo puede ser mediante combustión en turbinas semejantes a las de gas natural o mediante oxidación controlada en las llamadas pilas de combustible. En ellas, se lleva a cabo el proceso inverso a la electrolisis: a partir del hidrógeno y del oxígeno del aire, se genera electricidad. Con dichas pilas, se pueden mover automóviles, camiones, trenes, barcos y aviones. El producto de la combustión del hidrógeno es el inofensivo vapor de agua que —a diferencia del CO2 que producen los combustibles fósiles— no contribuye al efecto invernadero.

El precio actual de 1 Kg de hidrógeno está en torno a 5 € y se obtiene de combustibles fósiles. Las proyecciones para 2030 son obtenerlo de fuentes renovables a un precio de entre 1 € y 2 €. Con 1Kg de hidrógeno, un automóvil mediano puede recorrer 100 Km. Pero, su uso más competitivo estaría en vehículos pesados, barcos y aviones de hélice, donde la alternativa de las baterías no es apropiada por su peso y volumen. También se están investigado motores a reacción para aviones[iv], donde el hidrógeno se quemaría en turbinas similares a las actuales de keroseno. Otra posibilidad en estudio es crear keroseno sintético a partir de hidrógeno verde y de CO2 capturado de la atmósfera.

Para que este futuro sea posible es necesaria aún mucha investigación y grandes inversiones, con el fin de mejorar la eficiencia de los electrolizadores y de las células de combustible y de disminuir los precios gracias a las economías de escala. Por eso, es muy necesario que, en las primeras fases, el Estado apoye las inversiones y establezca los incentivos y regulaciones necesarios para atraer a la iniciativa privada, tal como se hizo en las primeras etapas del despliegue de las energías eólica y fotovoltaica.

El Gobierno actual, y su Ministerio para la Transición Ecológica, tienen claras todas estas posibilidades y la hoja de ruta citada expresa el deseo de incorporar a España de forma temprana a un proceso de cambio tecnológico que ya ha empezado en otros países. Notablemente, China —que ya ha alcanzado un liderazgo mundial en la fabricación y venta de paneles fotovoltaicos— se está posicionando en el mercado del hidrógeno, especialmente en la tecnología de los electrolizadores.

El objetivo político perseguido por el Gobierno es que España pase de ser un país dependiente energéticamente, y que emplea abundantes recursos en obtener la energía que necesita, a ser un país independiente y exportador de energía. Contamos para ello con inmejorables condiciones de clima y espacio con respecto al norte de Europa para desplegar las energías eólica y fotovoltaica. Podemos producir suficiente energía eléctrica para abastecer nuestro propio consumo y exportar al exterior, bien directamente a través de las interconexiones eléctricas con el resto de Europa, bien en forma de hidrógeno verde.

Cabría preguntarse, para finalizar, qué opinión tiene nuestra derecha política sobre este fenómeno de transformación que, no solo es español, sino que está siendo apoyado desde la Unión Europea y ante el que se están posicionando muchos otros países. ¿Impulsaría un gobierno del PP y Vox este proceso o lo bloquearían como hicieron con las energías renovables? De momento, no se les ha oído una sola palabra.

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[i]       “Hoja de ruta del hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable”, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, octubre 2020.

[ii]      “La revolución del hidrógeno, nuevo vector del sistema eléctrico”, Gaspar Ariño, Thomson Reuters Aranzadi, 2022.

[iii]    “Hidrógeno: el nuevo petróleo”, Thierry Lepercq, Le Cherche Midi, 2019.

[iv]    “El primer motor de avión español de hidrógeno arrancará en 2025”, El País, 28/02/23.