Tras muchos meses de negociación entre interlocutores sociales, Comunidades Autónomas y la Administración General del Estado, y más de un año después de la aprobación del Marco Estratégico Europeo de Seguridad y Salud en el Trabajo 2021-2027, el pasado 23 de febrero la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz Pérez, presentó el nuevo acuerdo logrado a través del diálogo social, la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo (EESST) 2023-2027.

Se trata un nuevo acuerdo de diálogo social, muy necesario debido a la situación de la siniestralidad laboral en nuestro país, que pretende ser la herramienta principal de mejora y puesta en práctica de las políticas de prevención de riesgos laborales.

Un indicador muy fiable de la situación de la prevención de riesgos laborales en nuestro país, son las estadísticas de accidentes y enfermedades laborales. En el año 2022, según el avance estadístico del Ministerio de Trabajo y Economía Social, se han producido 1.196.425 accidentes de trabajo, de los que 631.724 han causado la baja laboral (aumentando un 10,4%) y 564.701 se han calificado como sin baja (descienden un -0,1%). Los accidentes de trabajo con baja se han incrementado tanto en jornada de trabajo, 552.173 un 10,9% más que en el mismo periodo de 2021, como los registrados al ir o volver de casa al trabajo (in itinere), 79.551 aumentando un 6,5%. Desagregando por género los accidentes con baja en jornada encontramos que un 69% afectaron a varones y un 31% a mujeres.

Lo mismo sucede con el índice de incidencia de los accidentes de trabajo en jornada laboral en 2022 es de 2.852,1 accidentes por cada cien mil trabajadores, aumentando en un 6,8% respeto al registrado en 2021. La principal forma en la que se produjeron estos accidentes continúa siendo el sobreesfuerzo físico.

La estadística nos demuestra que los daños en el trabajo siguen siendo una asignatura pendiente, desgraciadamente son más las personas trabajadoras accidentadas o enfermas por ir a su trabajo, empeora la salud física y también la salud mental, y se mantienen las mismas causas que en años anteriores.

En cuanto a los accidentes mortales, desgraciadamente también experimentaron un incremento. Dos personas trabajadoras fallecen al día. Durante el 2022 se han producido un total de 826 muertes laborales, 121 más que en el mismo periodo de 2021 (705). De este total 679 fallecimientos ocurrieron durante la jornada de trabajo, 104 muertes más que en 2021; y 147 personas perdieron la vida al ir o volver al trabajo. Por sexo, 638 fueron varones y 41 mujeres fallecieron, empeorando lo ocurrido en 2021, 544 varones y 31 mujeres trabajadoras perdieron la vida.

En todos los sectores se incrementa el número de personas trabajadoras fallecidas. El mayor número de accidentes mortales se notificó en el sector servicios, 320 personas trabajadoras fallecidas. Preocupante son las personas trabajadoras que perdieron la vida por patologías no traumáticas (infartos, derrames cerebrales), 285, siendo la principal causa de muertes en el trabajo.

De este avance de las cifras del periodo enero-diciembre 2022 se puede concluir un incremento preocupante de la siniestralidad laboral en nuestro país. Hablamos de personas, de familias, de compañeros o compañeras que han visto truncada sus vidas por el mero hecho del desarrollo de un derecho constitucional, el derecho al trabajo, a un trabajo seguro y saludable que nos permita realizarnos como ciudadanos y vivir con dignidad.

Estamos ante una lacra social contra la que hay que luchar en todos los ámbitos. Se necesita mayor concienciación social, campañas de información que calen en la ciudadanía a similitud de lo que sucede con los accidentes de tráfico, muchos de ellos laborales. Sin embargo, los medios de comunicación tan sólo se hacen eco cuando algún o alguna trabajadora fallece.

Más políticas públicas, mayor sensibilización e información, tolerancia cero y despertar el sentimiento de la ciudadanía contra la siniestralidad laboral, es uno de los objetivos que contempla esta nueva EESST 2023-2027. No debemos permitir que las personas trabajadoras perdamos la vida, nos lesionemos o empeoremos la salud como consecuencia del trabajo, hay que romper con ese conformismo, porque en la mayoría de los casos la siniestralidad laboral se puede evitar.

Respecto a las enfermedades profesionales, se han declarado un total de 22.589 enfermedades profesionales en el periodo enero-diciembre 2022, lo que supone un incremento del 10,83% respecto de los datos de 2021, (Observatorio de la Seguridad Social). De estas, 9.716 han causado la baja de la persona trabajadora y 12.873 no tuvieron baja laboral. A pesar de este incremento las enfermedades del trabajo en nuestro país siguen siendo un reto a resolver, existe una infradeclaración, una infranotificación y un infradiagnóstico de las mismas, muchas de ellas se tratan como enfermedades comunes.

Por sexo se comunican más enfermedades entre hombres, 11.509 frente a 11.080 notificadas por mujeres trabajadoras. Las enfermedades causadas por agentes físicos siguen siendo las predominantes, un 87% del total, la mayor parte por patologías relacionadas con los trastornos musculoesqueléticos. Las mujeres tienen una mayor declaración que los hombres en las enfermedades causadas por exposición a agentes biológicos.

Destacar la escasa representatividad de las comunicadas en el grupo 6, agentes cancerígenos. Durante 2022 se han declarado tan solo 107 cánceres de origen laboral, 76 debidos al amianto. Estas cifras contrastan tanto con las estimaciones de la OMS que cifran en 9.550 las muertes al año por cáncer relacionadas con el trabajo en España así como con las cifras proporcionadas por la UE, que estiman que el cáncer es la causa principal de la mortalidad laboral. Se calcula que los agentes carcinógenos contribuyen a unas 100.000 muertes laborales por cáncer en el lugar de trabajo cada año en Europa.

La actualización del “Listado de Enfermedades Profesionales”, la mejora en el sistema de notificación y registro son alguna de las asignaturas pendiente que permitirá aflorar mayor número de patologías laborales, incluyendo las relacionadas con los riesgos psicosociales. Estos últimos, muchas de las patologías musculoesqueléticas, así como los cánceres de origen profesional siguen permaneciendo ocultos. De ahí que otro de los objetivos de esta nueva EESST 2023-2027 sea abordar esta problemática que supone un elevado coste social para las personas trabajadoras que ven mermada su salud y su economía, pero también un gran coste económico para la sociedad.

Se evidencia la necesidad de un cambio acorde con el actual modelo de relaciones laborales que afronte por un lado los riesgos tradicionales que siguen causando accidentes y enfermedades a las personas trabajadoras, así como los nuevos factores de riesgo, de manera que afrontemos las nuevas formas de organizar el trabajo, la globalización, los cambios tecnológicos y el cambio climático sin perjudicar la seguridad y la salud de las personas trabajadoras.

En la actualidad nos encontramos con un aumento de la inseguridad y la desigualdad y son fuente de riesgo para la salud general y principalmente para la salud mental de las personas trabajadoras. Estos retos, reflejados en el Marco Estratégico Europeo de Seguridad y Salud en el Trabajo 2021-2027, se incorporan en esta nueva EESST 2023-2027.

Mejorar la prevención de la siniestralidad laboral, la gestión de las nuevas formas de organizar el trabajo así como los desafíos demográficos y la transición ecológica, la integración y formación en pymes, la protección de los colectivos más vulnerables, la incorporación de la perspectiva de género , así como el fortalecimiento del sistema de seguridad y salud para afrontar nuevas crisis, son los principales objetivos que se desarrollarán a través de un Plan de Acción para los próximos cuatro años.

Junto con esta hoja de ruta se necesitan otros instrumentos para abordar una mayor integración de la prevención en los centros de trabajo. Las políticas públicas son imprescindibles y necesarias para mejorar la salud y seguridad de trabajadores y trabajadoras, me refiero a la necesaria reforma del marco normativo.

Los sindicatos, en concreto la UGT, ha solicitado el comienzo de una mesa de diálogo social en materia de siniestralidad laboral cuya apertura anunció la ministra de Trabajo y Economía Social en la presentación de la EESST.

Desde diferentes ámbitos venimos solicitando desde hace tiempo esta forzosa modificación normativa. A lo largo de más de 27 años de Ley de Prevención se han realizado mejoras evidentes, pero tras las crisis económicas, la pandemia del COVID-19 y la actual crisis provocada por la guerra de Rusia contra Ucrania vemos como aspectos preventivos fundamentales para la salud de las personas trabajadoras no han sido una prioridad.

Es el momento de reflexionar sobre la viabilidad del sistema preventivo, hacer propuestas de mejora. Afrontar nuevos retos centrados en la necesaria adaptación, modificación o, por qué no, una nueva norma de Salud Laboral, de manera que se fomente el sistema de salud.

Incorporar y esclarecer el tratamiento y la prevención de los nuevos riesgos o riesgos emergentes, la transición ecológica y digital, los desafíos económicos y demográficos, el envejecimiento de la población trabajadora, los cambios en la organización del trabajo, la perspectiva de género, las nuevas sustancias con ignorados efectos para la salud, la salud mental y la ergonomía, las nuevas relaciones laborales, así como planificar el futuro de la integración de la prevención en la empresa. En estos años la mercantilización del sistema preventivo ha sido un error.

Por ello, es ineludible la actualización del marco normativo de la prevención, el RD 1299/2006 por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales, la coordinación de actividades empresariales, la regulación específica de los riesgos psicosociales, incluso del Estatuto de los Trabajadores. Reafirmar los sistemas públicos de salud y de protección social, ha de ser uno de los objetivos del Gobierno de coalición.

El 1 de marzo, se ha abierto otra puerta a la erradicación de la siniestralidad laboral, el desarrollo de una Ponencia de estudio sobre seguridad y salud en el trabajo, constituida en el seno de la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, del Senado, que inicia sus trabajos y en que analizará desde una perspectiva multidisciplinar las políticas públicas y la situación de la salud laboral en nuestro país, así como la posibilidad de actualizar las normas preventivas adaptándolas a la realidad actual.

Potenciar un sistema público de seguridad y salud y desarrollar un nuevo modelo preventivo que se adapte a las necesidades actuales de las relaciones laborales, haciendo el esfuerzo necesario en la mejora de las condiciones de seguridad y salud de las personas trabajadoras.