Una exquisita y divertida película, basada en hechos reales, pero con un formato de fábula. Una historia magistralmente presentada por Eric Toledano y Olivier Nakache, que colectivamente dirigen y articulan desde un ágil y realista guión.
El relato no es otro que el de un encuentro providencial entre dos personas de dos mundos distintos. Uno es Philippe, un rico aristócrata, que tras un accidente de parapente, contrata a Driss, el otro, como asistente y cuidador, un joven procedente de un barrio obrero que ha salido recientemente de prisión, en otras palabras, la persona menos idónea para desempeñar la función. Pero la combinación de estos dos elementos produce un cóctel muy especial. Juntos van a mezclar a Vivaldi y “Earth, Wind&Fire”, la dicción elegante y la jerga callejera, los trajes y los pantalones de chándal. Dos mundos que chocan inicialmente y terminarán entendiéndose desde la sinceridad y la empatía mutua.
El resultado es óptimo. La naturalidad e incluso la espontaneidad del discurso, unida a la verdad que trasmiten sus protagonistas, logran emocionar sin traspasar la línea de la sensiblería al uso en este tipo de relatos. El éxito de público lo corrobora, en Francia ya ha recaudado 115 millones de euros, (19,2 millones de espectadores), en Alemania (más de 6,5 millones de espectadores), en Suiza (más de 1 millón de espectadores) y en Italia (7,8 millones de euros en cuatro semanas). “Intocable” también se ha convertido en un fenómeno en nuestro país, ha recaudado, hasta la fecha, 9,5 millones de euros con algo más de un millón de espectadores, lo que la sitúa a la cabeza de las películas más taquilleras del primer trimestre de 2012.
Es una buena película, emotiva, optimista e ingeniosa, una apuesta por el cine directo que refrenda el gran público.