Los movimientos europeístas venimos defendiendo en los últimos meses la necesidad de la convocatoria de una Conferencia Europea, que tenga como objetivo profundizar en el proyecto federal europeo y resolver los limites políticos del actual marco constitucional europeo aprovechando el nuevo clima político que se está produciendo con la puesta en marcha del nuevo ciclo político europeo, aunque existen todavía algunos nubarrones.

Este nuevo clima político se debe a la confirmación del relanzamiento europeo, ya que se refuerzan las instituciones comunes a partir del nuevo ciclo político 2019-24 con una nueva triple legitimidad: el aumento de la participación en las elecciones europeas que ha alcanzado los niveles de 1994 con el 60% de la participación, debido en gran medida al voto de los jóvenes que lo hacen por primera vez; el gran respaldo a la Comisión Europea de Ursula von der Leyen por parte del Parlamento Europeo el 27 de noviembre de 2019 con el 65% de los votantes y el 60% de la cámara ; y al incremento de la percepción positiva de los ciudadanos europeos respecto al proyecto político medido a través del último eurobarómetro de diciembre de 2019.

Concretamente, ahora estamos a la espera de la Declaración del Consejo de la Unión respecto a la Conferencia Europea que es previa a la Declaración conjunta de los Presidentes de las tres instituciones europeas que convoquen la Conferencia Europea para el Futuro de Europa para el día 9 de mayo en Dubrovnik. De momento, existe la preocupación en los medios europeístas de que esta no sea tan positiva como la propuesta de la Presidenta de la Comisión Europea, que defendía la posibilidad de que en dicha Conferencia se planteara la reforma de los Tratados. En este sentido, creo que el debate debe estar en cómo acercar Europa a los ciudadanos, y los ciudadanos a Europa, produciéndose una reflexión abierta y sin limitaciones.

Para nosotros, el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo (CFEME), es una cuestión previa que hemos venido defendiendo en la Declaración del CFEME de 20 de enero de 2020 para la Conferencia Europea sobre el Futuro de Europa, es la participación directa “en pie de igualdad” de condiciones, de los miembros de la sociedad civil organizada con los representantes institucionales en la Conferencia, tal y como mantenía la Presidenta en su discurso de investidura el 16 de julio de 2019: “La Conferencia Europea deberá reunir a los ciudadanos (con una fuerte presencia de los jóvenes y de la sociedad civil) y a las instituciones europeas como socios en pie de igualdad, y deberá estar bien preparada con un alcance y unos objetivos claros acordados entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión”.

Tal y como defendí el 6 de febrero de 2020 en Bruselas en el “workshop” titulado The political vision on the EU’s constitutional future de los Socialistas y Demócratas de la Comisión Constitucional del Parlamento Europeo, el CFEME debe estar presente en la Conferencia, junto a otras organizaciones de la sociedad civil. Debido a nuestra legitimidad histórica como por nuestra legitimidad de ejercicio durante estos últimos setenta años de actividad incansable a favor de una federación europea, como recogen nuestros estatutos.

Ya que somos una asociación pluripartidista, con importante presencia autonómica, ya que tenemos 14 consejos autonómicos, con la participación los interlocutores sociales (UGT, CCOO y CEOE), con paridad de género e intergeneracional, habiendo miembros de menos de 20 años y de más de 90. Es decir, al menos tres generaciones. Con una fuerte presencia en la sociedad española y especialmente en las consultas ciudadanas, impulsadas por Emanuel Macron y desarrolladas en España a través del programa Hablamos de Europa de la Secretaria de Estado para la Unión Europea, de los 2 últimos años que son la base para la puesta en marcha de la Conferencia Europea.

El Parlamento Europeo el 15 de enero aprobó una resolución apoyando la convocatoria de la Conferencia Europea y dando su punto de vista sobre la misa. Unos días después la Comisión Europea elaboró una declaración similar en la que defendía la necesidad de dicha Conferencia en términos parecidos al Parlamento, aunque con algunos matices. Se esperaba que unos días más tarde el Consejo Europeo hiciera una declaración equivalente previa la que las tres instituciones a través de una declaración interinstitucional convocaran definitivamente la Conferencia Europea en las fechas señaladas anteriormente.

Sin embargo, el Consejo se ha reunido en varias ocasiones para elaborar dicha propuesta y todavía no acaba de alcanzar un acuerdo. El viernes 14 de febrero se reunió por última vez el COREPER, después de varias sesiones, haciendo público un comunicado sobre la Conferencia sobre el Futuro de Europa: “borrador de la posición del Consejo”. En el mismo, se señala que todavía existen algunas divergencias entre los Estados miembros para llegar a una posición común.

En dicho texto se establecen los objetivos, el contenido y el alcance de la Conferencia en el que se señala que es una oportunidad para profundizar la legitimidad democrática y el funcionamiento del proyecto europeo al mismo tiempo que vinculan a él a los ciudadanos europeos con los objetivos y valores, pero dando ya una oportunidad para que se expresen estos mismos.

La comunicación también establece cuál ha de ser su contenido: a) La sostenibilidad incluida la transición verde y la neutralidad climática para el 2050; b) Los desafíos sociales, los retos demográficos, generacionales, territoriales, la igualdad entre hombres y mujeres, la insuficiente protección de los trabajadores y la necesidad de una aproximación comprensiva a los desafíos de la migración; c) La innovación y la transformación digital con una competencia leal, d) Los valores fundamentales de democracia, igualdad, respeto del derecho, pluralismo, libertad de expresión; Y, por último, e) El rol internacional de la Unión Europea, los intereses y valores, el multilateralismo y la cooperación, la seguridad y la defensa, el comercio, la protección de las fronteras y la acción exterior de la Unión.

El punto donde, a mi juicio, la citada declaración es insuficiente, por no decir equivocada, es el relativo a la participación de la sociedad civil, ya que, si bien señala que el mensaje central que ha de ser claro, fuerte y de máxima importancia en relación con esta, y que en la Conferencia los ciudadanos han de tener que jugar un papel central con su activa participación y contribución estableciendo, con ello, una visión conjunta sobre el futuro de Europa.

Sin embargo, a la hora de establecer la organización y el funcionamiento de la misma no se basa en el modelo bottom-up, es decir, de abajo-arriba que sería la consecuencia de la reflexión anterior. Sino el de up-down que deja bien claro que los participantes deberían incluir a los Estados miembros, a la comisión, a los parlamentos nacionales, al comité de Regiones, al Comité Económico y Social y que incluso el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior debería estar asociado sobre el papel del rol internacional de la Unión Europea, pero en ningún caso, hace referencia a los ciudadanos y a la sociedad civil.

A la hora de referirse a los ciudadanos y a la sociedad civil establece que deben participar en varios foros que aseguren una amplia representación de los diferentes grupos de nuestra sociedad, especialmente de la gente joven. De tal manera, que deja claramente fuera de la participación directa, en “pie de igualdad” de los ciudadanos y sociedad civil, como señalaba la Presidenta de la Comisión en la declaración citada de julio de 2019. Dejan la expresión de “pie de igualdad” para los representantes del Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo en la estructura de la Conferencia, aunque asegurando también la igualdad de género y la asociación cercana de los parlamentos nacionales.

Quizás lo peor de este comunicado es que los resultados de la Conferencia deberían ser recogidos en un Informe del Consejo Europeo de 2022 y a la luz de las conclusiones de dicha institución el resto de instituciones de la Unión Europea deberán involucrase examinando rápidamente como hacer efectivo este informe en cada una de sus propias esferas de competencia de acuerdo con los tratados. Es decir, se excluye que después de la Conferencia Europea se convoque una Convención Europea para la reforma de los Tratados.

Para que no existan dudas el último párrafo se dice expresamente que la Conferencia no es una Convención o un proceso incluido en el ámbito del articulo 48 el TUE. Como es sabido el articulo 48 establece los procedimientos para modificar los tratados en versión ordinaria o simplificada. En esta versión ordinaria se necesitará la participación de la Convención que la convoca el Consejo Europeo, por mayoría simple, previa aprobación del Parlamento Europeo.

Con esto, podemos decir que la situación a día de hoy por parte del COREPER es insistir en la importancia del papel de los ciudadanos en la futura Conferencia dándole nominalmente un papel central en la misma, pero sin que participe en la estructura de la Conferencia que se reserva a los representantes de las instituciones. A los ciudadanos solo se les escucha, pero no participan en el debate “en pie de igualdad” sobre el Futuro de Europa como era la propuesta ya citada de la Presidenta de la Comisión en el discurso de investidura en los inicios de la legislatura y es lo que defendemos las organizaciones de la sociedad civil.

En estas circunstancias es comprensible que el comunicado del COREPER del 14 de febrero citado anteriormente, en su punto 19 tenga que recordar expresamente que la Conferencia Europea no es una Convención ya que al final la estructura que proponen para la citada Conferencia es muy similar a la de la Convención Europea en donde existe una participación de las instituciones: Parlamento, Comisión, Estados miembros y parlamentos nacionales e incluso interlocutores sociales.

Por lo tanto, a mi juicio el objetivo de la Conferencia Europea no debe ser, ni solo unas orientaciones que vayan dirigidas a trasformar algunas políticas ni un proyecto concreto de reforma de los tratados que establezca la Federación Europea definitiva. Ya que, como decía José Ortega y Gasset, “Europa es camino y no posada” y, por ello, lo que se trata es de dar un paso importante más en la lógica federal con la vista puesta en los próximos 20 años, aunque sabiendo que nunca será la reforma definitiva. Como nosotros decíamos nosotros debe ser un paso más, aunque importante, de este proceso de una Federación Europa en construcción en sus setenta años.

Hay una oportunidad para el cambio político de la Unión Europea tanto por factores exógenos como endógenos. La Conferencia Europa debe aprovechar esta oportunidad, para acercar Europa a los ciudadanos y los ciudadanos a Europa, resolver los problemas técnicos que estrangulan el proceso de decisión y, por último, avanzar más en la Federación Europa equilibrando el peso entre los Ciudadanos y Estados, es decir, entre las instituciones superando el inmovilismo que defienden algunos y mejorando el poder político de los representantes de la soberanía popular. Con ello, se tratará de dar “el paso hacia Europa”.

Teniendo en cuenta que el objetivo de la Conferencia debe ser acercar más Europa a los ciudadanos y los ciudadanos a Europa, los ciudadanos deben identificar lo que la Unión debe hacer para atender sus demandas efectivas con objeto de hacerla más democrática, eficaz, transparente y más cercana a estos, con ello, tratará de resolver sus aspiraciones cotidianas al tiempo que se refuerza la capacidad de actuación de la Unión Europea en el Mundo y consolidar el Modelo Federal.

Con este motivo el método de la Conferencia debe resolver la forma en que los ciudadanos y la sociedad civil organizada puedan interactuar directamente con los representantes de las instituciones: Parlamento Europeo, Parlamentos nacionales, Comisión Europea, Consejo, Comités Económicos y Sociales, y de las Regiones e interlocutores sociales. Todo ello con objeto de redactar un proyecto político que después, en su caso, a través de los cauces formales, Convención Europea y Conferencia Intergubernamental (CIG), pudiera traducirse en una reforma de los Tratados de carácter constitucional.

La Conferencia deberá, por tanto, diferenciarse de la Convención Europea, ya que son dos foros que obedecen a lógicas distintas. La Conferencia debe tener el objetivo de incorporar las demandas efectivas de la sociedad y, por tanto, preparar la decisión. La Convención Europea deberá transformar está en una propuesta de reforma jurídica de los Tratados. Sobre esta base, ambos foros tendrán que diferenciarse claramente en su composición. En la Conferencia deberán participar, en pie de igualdad, ciudadanos y sociedad civil además de los representantes de las Instituciones señalados anteriormente. En la Convención Europea, estarán los representantes de las Instituciones tal y como establece el Tratado. Posteriormente, en la CIG participarán los representantes de los Gobiernos. Por tanto, son tres pasos diferentes cuya autonomía debe, a mi juicio, preservarse claramente.

Con esta propuesta el COREPER desvirtúa el sentido que desde la sociedad civil y desde algunas instituciones europeas hemos mantenido sobre la necesidad de las consultas ciudadanas. Ya que, según esta propuesta, en la Conferencia Europea sobre el Futuro de Europa los ciudadanos y la sociedad civil no se prevé que estén en igualdad de condiciones que los representantes institucionales. Precisamente esta era la novedad que planteaba la propuesta de una Conferencia Europea y con esta iniciativa lo que se hace es abandonar la innovación original y volver al modelo de Convención Europea, pero sin ni siquiera ser una Convención Europea ya que no se quieren comprometer a que con ello se pueda iniciar la reforma de los Tratados.