Los españoles han frenado la involución democrática que representaba una eventual mayoría PP-Vox y que auguraba la derecha mediática y demoscópica.

Lejos de ser derogado, el “sanchismo” ha ganado casi un millón de votos respecto a las últimas elecciones generales y el Congreso mantiene una mayoría plural de progreso.

La mayoría social que comparte valores progresistas de igualdad, libertad, justicia social y calidad democrática se ha movilizado lo suficiente como para frustrar el “golpe de timón” que la derecha radicalizada pretendía emprender desde el Gobierno.

No obstante, el escenario político en el Parlamento para esta Legislatura XV es de gran complejidad, y no será fácil darle viabilidad.

Pese a las acusaciones de las derechas y sus portavoces respecto a la fecha electoral elegida por Sánchez “para que la gente no vaya a votar”, la participación ha superado el 70%, cuatro puntos por encima de la registrada en la cita de noviembre de 2019.

La reacción del PSOE tras los malos resultados del 28M, y a pesar de los recursos ingentes manejados por las derechas, ha sido extraordinaria. Aumentar votos, porcentaje de apoyos y escaños en estas circunstancias vuelve a certificar la fortaleza del partido liderado por Pedro Sánchez.

Los pactos de las derechas radicalizadas en comunidades y ayuntamientos han evidenciado ante millones de españoles los peligros que un gobierno nacional de Feijóo y Abascal podrían acarrear para los derechos y libertades conquistados durante cuarenta años de democracia.

La caída en más de seiscientos mil votos y en 19 escaños por parte del partido ultra Vox es otra buena noticia para la democracia española. Nuestro país se convierte en un ejemplo de combate a la política del odio, el machismo y la negación de la ciencia.

La campaña del 23 de julio, al igual que ocurrió con la campaña del 28 de mayo, ha estado plagada de mentiras y juego sucio por parte de las derechas. Si en mayo mintieron con el “ETA está viva”, “habrá suelta de terroristas” y “Sánchez prepara un pucherazo”, en julio volvieron los bulos acerca del voto por correo y la revalorización de las pensiones.

Una parte importante del juego sucio ha tenido lugar en el ámbito de las encuestas. La derecha demoscópica y mediática ha tratado de desmovilizar al electorado progresista, dando a entender falsamente que la mayoría de gobierno entre PP y Vox estaba hecha.

Si actuaran con un mínimo de dignidad, un buen número portavoces y tertulianos derechistas debieran pedir públicamente disculpas tanto a José Félix Tezanos como a Juan Manuel Serrano, porque acusaron al primero de “prevaricador” cuando sus estimaciones han sido las más cercanas al resultado final, y porque señalaron al segundo como fullero e incapaz cuando Correos ha culminado con éxito la campaña de los récord en el voto vía postal.

Resulta entre paradójico y absurdo que Feijóo y las derechas reclamen ahora la aplicación del supuesto principio de “que gobierne la lista más votada”, cuando la Constitución Española regula un régimen de mayorías parlamentarias para nuestra democracia, y cuando el propio PP ha obviado hace tan solo unos días aquel supuesto principio en Extremadura, en Canarias, en Valladolid, en Alcalá de Henares…

Los resultados en Cataluña merecen una mención especial, porque los socialistas catalanes han obtenido una mayoría amplísima, que confirma el respaldo de la sociedad catalana a la estrategia del diálogo y la responsabilidad emprendidas por Pedro Sánchez y Salvador Illa.

El alivio del conjunto de la sociedad española por el freno a la amenaza de la involución ha sido compartido en buena parte de Europa. El PSOE ha dado esperanza a los demócratas del continente, y de buena parte del mundo, demostrando que se puede ganar a las derechas populistas radicalizadas desde los valores del progreso.

Estos son días para celebrar el éxito de la sociedad española ante el peligro involucionista. Seguiremos avanzando.

Eso sí, en los próximos días comprobaremos que no será fácil. Pero, ¿cuándo lo fue?