Esta oportuna coproducción hispano argentina abre la puerta a un género difícil de definir, se mueve entre la comedia negra y el absurdo. Con los mejores ingredientes de ambos y desde la desmotivadora realidad que nos está tocando vivir nos ofrece seis historias que alternan el suspense, la comedia y la violencia, recordándonos a los “Cuentos asombrosos” (1985-1987), de la aclamada serie de televisión creada y producida por Steven Spielberg.

Hoy, la desigualdad, la injusticia y la exigencia del mundo en que vivimos producen que muchas personas se estresen o se depriman. En esta ocasión en todos los episodios, sus protagonistas explotan de las más variadas formas. Aparecen vulnerables ante una realidad que súbitamente se altera y se torna impredecible, entregándose al innegable placer de perder el control.

Una dirección eficaz, unas interpretaciones redondas con unos magníficos guiones han posibilitado una película que ha sido la que más ha recaudado en su primera semana de estreno en toda la historia del cine argentino. Y además, será la que les represente para los deseados Óscar en la edición de este año.

Sin duda, es una bocanada de aire nuevo, lleno de creatividad y de impecable realización. Entretiene, caricaturiza la tensión a la que nos tiene sometidos esta rocambolesca sociedad, la dualización social cada día mayor y por tanto la inevitable polarización entre los que tienen y los que apenas logran sobrevivir. En toda la naturaleza, los grandes mamíferos sean o no depredadores, incluido el ser humano, pueden mostrar la mayor ternura como las mayores atrocidades cuando se encuentran superados, desbordados por los acontecimientos. Y desgraciadamente, esto suele ocurrir con demasiada frecuencia.