¿Somos conscientes de la magnitud del problema de las muertes por ahogamiento que se producen todos los años en las piscinas, los ríos, las playas y demás lugares acuáticos? Las 2.879 muertes por ahogamiento que se han producido en España desde el año 2015 parecen confirmar que no.
135 personas han muerto ahogadas en España, hasta el momento, durante 2022, en los distintos espacios acuáticos, según recoge el Informe Nacional de Ahogamientos (INA), que elabora la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. Esto supone un incremento respecto a las cifras del año 2021, donde no se llegó al centenar de muertes hasta el día ocho de julio. Y la posibilidad de acabar el año 2022 con más de 400 muertes por ahogamiento.
Este drama de muertes y sufrimiento señala una tendencia ascendente que es preciso que la sociedad conozca, para que se puedan tomar cartas en el asunto e intentar acabar con tanta muerte. Los ciudadanos deben conocer los riesgos y ser también corresponsables de su propia seguridad y de la de sus hijos. ¿Sabías que en el mes de mayo de este año hubo más del doble de muertes por ahogamiento que en el mismo mes de 2021, que fueron catorce?
Pero la responsabilidad ciudadana, tiene que ir acompañada de más y mejores medios, de más campañas de información y formación por parte de los distintos gobiernos. Y entre ellos, algo tan obvio como dedicar más esfuerzos a que desde el colegio los niños aprendan a nadar. Porque ahora no se está haciendo y puede estar provocando un sesgo socioeconómico en el acceso a aprender a nadar.
¿Sabías que durante los primeros doce días de junio se registraron diecinueve muertes por ahogamiento, lo que supone una media diaria de 1,58 ahogamientos mortales, frente a los 0,55 que se produjeron entre el 1 de enero de y el 30 de mayo?
Esta cuestión no es un problema exclusivo de España. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) al año mueren en torno a 236.000 personas por ahogamiento en el mundo. ¿Sabes que los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo?
¿Sabes que, según el Informe mundial sobre los ahogamientos, de la OMS, la edad es uno de los principales factores de riesgo, vinculado en general a lapsos de inatención en la supervisión de un menor?
¿Sabes que, a escala mundial, los índices de ahogamiento más elevados corresponden a los niños de 1 a 4 años de edad, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años?
¿Sabes que los varones, con un índice global de mortalidad que duplica el de las mujeres, están especialmente expuestos al riesgo de ahogamiento? ¿Y que las personas de 45 años y más años siguen siendo quienes más pierden la vida en el medio acuático español?
Estamos en la época del año más peligrosa, y ya hemos sufrido, en mayo y junio, olas de calor, que han llevado a la población a buscar refugio donde podía, para mitigar temperaturas superiores a los 40 grados durante el día, y muy superiores a los 20 grados durante la noche.
Como señala el director de Prevención y Seguridad de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, los datos de muertes por ahogamiento tienen que llevar a cada persona a reflexionar sobre su comportamiento en el agua. Pero también, es preciso unificar la formación y la normativa a nivel nacional para acabar con las disfunciones que se producen con las distintas normas por comunidades autónomas, que al final repercuten en la formación de los socorristas y también en el hecho de que haya muchas playas sin ellos.
Si como parece, hacen falta socorristas, y la formación no es homogénea en toda España, y en muchos casos es inadecuada, la administración debe establecer las normas que garanticen no solo una formación ajustada a la labor que tienen que desarrollar en cada entorno acuático, sino también supervisar que así se realiza. Como señalan, los especialistas, es preciso fijar, más pronto que tarde, una Estrategia Estatal de Seguridad Acuática.
Creo que todos estamos concienciados, y más cuando comienza el periodo estival para los peques. Pero es preciso, que pongamos más interés, tanto a nivel individual como colectivo. Estableciendo y actualizando las normas para evitar ahogamientos.
Que el agua y un descuido no nos quiten una pequeña-gran sonrisa, o nuestra propia vida.