Concluimos una semana en la que un cónclave itinerante de la derecha española ha acabado con un solemne habemus PP, y es que el calentamiento previo no ha tenido desperdicio, ya que hemos visto miradas de reojo, por un lado, en un paseíllo por la gran manzana, y por el otro en un tour por España.

Al grito contra el indigenismo desde EEUU, se responde en España con un elenco de actores que han proporcionado grandes momentos. Uno de ellos llamando a saber votar, votar bien antes que votar libre. Otro deshaciéndose en elogios al líder y recomendación sobre cómo gestionar un país, y al día siguiente condenado por corrupción. Uno más que es reclamado por Estados Unidos, del que solicita su extradición, acusado de colaborar presuntamente con el cártel de Sinaloa.

Para alguno habríamos de recordarle aquello de Lukàcs: “Hegel es de la antidemocrática opinión de que la opinión del pueblo directamente manifestada puede crear una real y ordenada situación de derecho”. Con un poco de modestia el Premio Nobel debería reflexionar al respecto.

Muchos de ellos hicieron de teloneros de un arrobado líder que en materia de libertades, transparencia, xenofobia, y estado moderno y plurinacional, dio una auténtica lección de lo que constituye el contenido más reaccionario de Europa.

En “El ocaso de la democracia”, Anne Appelbaum, pinta la peligrosas deriva de esta reaccionaria derecha que, como diría Toqueville: “es más fácil aceptar una simple mentira que una verdad completa”.

Y coda final. En definitiva, compartió el líder del PP arte con la presunta esquilmadora consorte de la venta de un Goya, entusiasmo por la corrupción por un presidente francés, una concepción de España al más puro estilo “una, grande y libre” con un fundador de Vox y ex de todo.

Todo esto sobre la Génova de toda la vida y desde el panorama que le contempla. No le faltó tiempo para crear un conflicto con Latinoamérica y faltar el respeto al Papa, y en su nuevo paradigma, el liberal por antonomasia (y presunto estafador) no nos contó cuando se jodió el Perú y si quiere joder a España.